La sala 16 B del edificio Villanueva acoge hasta el 16 de febrero una exposición única dedicada a explorar el universo creativo de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), uno de los pintores más prolíficos y exitosos de la Edad Moderna. Con la colaboración de la Comunidad de Madrid, esta muestra reúne más de 30 obras, entre las que se encuentran cuadros pintados íntegramente por Rubens, otros realizados por sus ayudantes y algunas piezas fruto de la colaboración entre el maestro y su equipo en diferentes grados.
El objetivo principal de esta exposición es ofrecer una mirada profunda a cómo trabajaban los pintores europeos de la Edad Moderna en talleres, o “obradores” como se les conocía en castellano. Estos espacios eran auténticos centros de producción artística donde el maestro desempeñaba un papel central, pero se apoyaba en un nutrido grupo de colaboradores. Bajo la comisaría de Alejandro Vergara, jefe de Conservación del Área de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte, la exposición analiza con detalle la organización del taller de Rubens, su método de trabajo y la contribución de sus ayudantes en el proceso creativo.
La colaboración en el taller de Rubens
Rubens no solo fue un maestro en el arte de la pintura, sino también un excelente gestor de su taller. En este espacio, su visión artística se materializaba a través de un sistema de trabajo colaborativo en el que sus asistentes desempeñaban un papel crucial. Algunas obras eran completamente realizadas por el maestro, mientras que otras quedaban en manos de sus ayudantes bajo sus estrictas indicaciones. También se daban casos de colaboración mixta, en los que Rubens aportaba los toques finales para garantizar la calidad y coherencia estilística.
La exposición ofrece a los visitantes la posibilidad de comparar estas obras y discernir las diferencias de calidad entre ellas, un aspecto que también era valorado en la época. Aunque todas las pinturas que salían del taller llevaban el sello del maestro, tanto sus contemporáneos como el propio Rubens otorgaban mayor valor a aquellas piezas realizadas íntegramente por él.
Una inmersión en el mundo del maestro flamenco
Más allá de las obras expuestas, la muestra recrea el entorno del taller de Rubens para ofrecer una experiencia inmersiva. Los visitantes pueden adentrarse en un espacio que evoca el ambiente de trabajo del maestro, con herramientas, materiales y mobiliario propios de la época. Pinceles, paletas, caballetes, telas y otros objetos se disponen cuidadosamente para ilustrar el proceso creativo. Incluso elementos personales, como una capa y un sombrero inspirados en retratos de Rubens, contribuyen a humanizar la figura del pintor. Estas piezas, creadas por la sombrerera Ana Lamata, conectan al visitante con el legado histórico y personal del artista.
El olor de la trementina, característico de los antiguos talleres de pintura, impregna la sala, añadiendo un matiz sensorial que transporta al espectador al siglo XVII. Este detalle, junto con la cuidada escenografía, convierte la visita en una experiencia única y memorable.
Una lección práctica sobre el arte de Rubens
Para profundizar en el proceso creativo del maestro flamenco, la exposición incluye un video didáctico en el que el pintor contemporáneo Jacobo Alcalde Gibert recrea la elaboración de la obra Mercurio y Argos. Utilizando materiales y técnicas históricas, el video desglosa las diferentes fases del proceso pictórico, desde la preparación de las capas base hasta los acabados finales. Además, se explica cómo Rubens delegaba ciertas etapas a sus ayudantes, optimizando así el tiempo y los recursos de su taller sin sacrificar la calidad artística.
Un libro para prolongar la experiencia
La exposición se complementa con la publicación del libro El taller de Rubens, una obra que amplía los contenidos abordados en la muestra. Este libro analiza cómo los cuadros de la época se pintaban por fases, superponiendo capas que interactuaban entre sí para crear efectos visuales complejos. Este sistema de trabajo no solo permitía dividir el proceso entre varios artistas, sino que también reflejaba la meticulosa planificación necesaria para alcanzar los estándares de excelencia que caracterizan las obras de Rubens.
Conclusión
La exposición de la sala 16 B no es solo una oportunidad para admirar el talento de Rubens, sino también una invitación a descubrir los secretos de su taller y la dinámica colaborativa que definió su producción artística. Al sumergirse en este mundo, el visitante puede comprender mejor cómo se elaboraban las grandes obras de la Edad Moderna y apreciar el genio organizativo y artístico de uno de los pintores más destacados de la historia.
Comisario:
Alejandro Vergara, jefe de Conservación del Área de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte