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El Museo del Romanticismo reivindica la mirada femenina con la exposición fotográfica Retratadas. Estudios de mujeres
30 de octubre de 2025

El Museo Nacional del Romanticismo inaugura este 30 de octubre la exposición Retratadas. Estudios de mujeres, una ambiciosa propuesta comisariada por la historiadora del arte Stéphany Onfray que entrelaza la fotografía decimonónica con los estudios de género. La muestra, que podrá visitarse hasta el 25 de enero, invita a reconsiderar el papel de las mujeres en el nacimiento de la cultura fotográfica española y su participación activa en la construcción de la imagen moderna.

Compuesta por 152 fotografías y objetos originales del siglo XIX, la exposición se adentra en el universo de los estudios fotográficos entre 1850 y 1870, años en los que la fotografía se consolidó como un medio de expresión y de experimentación social. A través de retratos, daguerrotipos, ambrotipos y objetos personales —como carnés de baile, broches o brazaletes con miniaturas fotográficas—, Retratadas rescata del anonimato a las mujeres que no solo posaron ante la cámara, sino que también participaron como fotógrafas, creadoras, coleccionistas y espectadoras.

“Se trata de una relectura del estudio fotográfico como un espacio de autonomía femenina”, explica Onfray. En este sentido, la museografía recrea el cuarto-tocador, una estancia muy presente en los estudios del siglo XIX que funcionaba como un ámbito intermedio entre lo íntimo y lo público. En ese espacio, las mujeres se preparaban antes de ser retratadas: se vestían, se adornaban, ensayaban gestos. Pero también, como subraya la comisaria, experimentaban con su imagen e identidad, convirtiendo el acto de posar en un ejercicio de autoafirmación y, en muchos casos, de subversión frente a los cánones de la época.

Una reconstrucción del imaginario femenino del XIX

La exposición se articula en cuatro grandes ámbitos temáticos que recorren los distintos modos en que la mujer fue representada —y se representó— en la fotografía decimonónica.

El primero, Iconografía de lo femenino, examina cómo la imagen de la mujer se asoció a valores tradicionales como la maternidad, la religiosidad o la moral doméstica. Es la época del “ángel del hogar”, ideal burgués que confinó a las mujeres al ámbito privado, un modelo que las fotografías infantiles reproducen con nitidez.

El segundo ámbito, El cuerpo como obra, se centra en el lenguaje gestual y corporal de las retratadas, que comienzan a usar el cuerpo como medio expresivo. Los retratos muestran cómo la moda y los figurines de prensa homogeneizaron la imagen femenina, pero también cómo muchas mujeres encontraron en la pose un modo de singularizarse. En esta sección destacan imágenes de mujeres disfrazadas —desde Isabel II como reina Ester hasta retratos de adivinas o cazadoras—, que revelan una sorprendente libertad performativa.

La tercera sección, Metafotografía, aborda las manifestaciones más íntimas del retrato fotográfico: dedicatorias, retratos post mortem, efigies engarzadas en joyas o álbumes de recuerdos. Estos objetos, cargados de afecto y memoria, revelan la dimensión emocional del acto fotográfico. Las mujeres, tradicionalmente guardianas del patrimonio familiar, fueron también las primeras curadoras de imágenes domésticas, y de ahí la importancia que el museo concede a los álbumes de señoritas y a los álbumes fotográficos femeninos conservados en su colección.

Finalmente, Hacia la modernidad explora la fotografía como herramienta de emancipación y autoafirmación profesional. En estos retratos aparecen mujeres trabajando, tocando instrumentos, pintando o realizando tareas cotidianas. La exposición también recupera los nombres de algunas de las pioneras que abrieron sus propios estudios o trabajaron en gabinetes fotográficos, como Alejandrina Alba, Antonia Santos o Leonor Ortiz, cuyos sellos comerciales se exhiben por primera vez.

Una mirada coral a la historia de la fotografía española

Las obras expuestas proceden de diversas colecciones públicas y privadas. Más de la mitad pertenecen a la propia Stéphany Onfray —que las presenta por primera vez—, junto con fondos del Museo del Romanticismo y préstamos del Museo del Traje-CIPE, la Biblioteca Nacional de España o la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. También participan colecciones particulares como las de Mario Fernández Albarés, Jordi Barón Rubí, la Fundación FBS y la colección Domènech-Ballester.

Entre los autores representados se encuentran nombres fundamentales del panorama fotográfico español del XIX: Jean Laurent, Martínez de Hebert, Moliné y Albareda, M. Fernando y Anaïs Napoleón o Rafaël Rocafull, entre otros. Una parte importante de la muestra está dedicada a las populares cartes de visite, las pequeñas tarjetas inventadas por André Adolphe Eugène Disdéri en 1854, que revolucionaron la autorrepresentación y desencadenaron una auténtica “tarjetomanía” entre las clases medias y altas.

Un proyecto con vocación de investigación y diálogo

Retratadas no se limita a la exposición de imágenes; es también un proyecto de investigación sobre el papel de las mujeres en la historia cultural del siglo XIX. El museo ha organizado un programa paralelo de actividades gratuitas, que incluye visitas comentadas, talleres y encuentros con la comisaria.

El 11 de diciembre, Stéphany Onfray ofrecerá la conferencia El estudio fotográfico como habitación propia. Mujeres y autorrepresentación subrogada en el siglo XIX español, en la que profundizará en los conceptos que vertebran la muestra. Además, la exposición será presentada en las I Jornadas del Centro Nacional de Fotografía de Soria, en el marco del XI Encuentro de Historia de la Fotografía.

Como complemento, la Editorial Cátedra ha publicado el libro homónimo Retratadas. Estudios de mujeres, en el que Onfray desarrolla con amplitud su investigación sobre los vínculos entre fotografía, identidad y género.

Una apuesta por los estudios de género en el arte del siglo XIX

Con esta exposición, el Museo Nacional del Romanticismo refuerza su compromiso con la incorporación de la perspectiva de género en el relato histórico del arte decimonónico. Todas las piezas expuestas son copias originales de época, muchas de ellas inéditas o raramente mostradas por su fragilidad, lo que convierte la muestra en una oportunidad única para redescubrir la modernidad y la valentía de aquellas mujeres que, a través del retrato, encontraron su lugar frente a la cámara.

Emilio Tenorio