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“Atravesar el umbral”, la nueva exploración visual de Jon Gorospe en el Centro de Arte Alcobendas
5 de noviembre de 2025

Del 6 de noviembre al 14 de diciembre de 2025

Un gesto tan cotidiano como empujar una puerta y cruzar al otro lado se convierte, en manos del artista Jon Gorospe (Vitoria-Gasteiz, 1986), en una metáfora de enorme alcance. Su exposición Atravesar el umbral, que podrá visitarse en el Centro de Arte Alcobendas entre el 6 de noviembre y el 14 de diciembre de 2025, propone precisamente ese tránsito: salir del refugio del interior para aventurarse a un exterior incierto, vibrante y, sobre todo, lleno de posibilidades.

En la vida urbana contemporánea, el adentro suele asociarse a la seguridad: los muros que nos protegen del clima, de los ruidos y de la vulnerabilidad ante lo desconocido. Todo lo contrario al afuera, que se presenta como un territorio sin cobijo, donde lo inesperado puede ser tanto una amenaza como una revelación. La ciudad, escenario por excelencia de estas tensiones, es habitada por figuras móviles, individuos en permanente desplazamiento que buscan un lugar que no siempre existe de forma estable más allá de las paredes del hogar.

Gorospe dirige su mirada hacia esa condición nómada que define al habitante urbano moderno: seres que se enfrentan a un paisaje en construcción constante, donde la identidad se transforma al ritmo del tránsito y del encuentro con el otro. Porque si algo ofrece el espacio exterior es la posibilidad de conexión: la multitud bulliciosa, las coreografías espontáneas del día a día, los vínculos que se tejen —casi sin ser conscientes— entre desconocidos. En ese tejido urbano emerge una suerte de cooperación silenciosa, una convivencia que, a pesar del caos aparente, permite que la ciudad siga respirando.

Las fotografías que componen Atravesar el umbral se sitúan en esa frontera difusa. Son imágenes de atmósferas abiertas, con un sentido narrativo sugerente y desdibujado, donde el espectador es convocado a completar el relato. En ellas, el artista recoge algunos de los signos más visibles de la pulsión humana por domesticar el exterior: barreras, estructuras, vestigios arquitectónicos que parecen intentar fijar un orden en un entorno que se resiste a ser contenido.

Uno de los aspectos más llamativos de la muestra es el diálogo temporal y geográfico que propone. El paisaje futurista del centro de Tokio convive, en su obra, con vestigios de la Atenas clásica. La convivencia de estos espacios tan distantes crea un efecto de simultaneidad global: pasado y presente, memoria e hiper-modernidad ocupan un mismo plano. Así, Gorospe cuestiona la manera en que construimos nuestros referentes culturales y cómo la ciudad se convierte en una gran escena donde la Historia continúa reinterpretándose.

La figura humana apenas aparece, pero su presencia se intuye constantemente. A través de fragmentos escultóricos o símbolos que actúan como huellas del paso colectivo, el artista recuerda que esos espacios —por más impersonales que parezcan— están pensados para ser transitados, vividos y transformados por quienes los recorren.

En cada una de estas obras late una tensión constante entre el individuo y su entorno. Una inquietud que, sin embargo, no impide que aflore la fascinación: el deseo de ver más lejos, de ampliar la mirada y de reconocer en el exterior un escenario de descubrimiento. Jon Gorospe invita al visitante a situarse exactamente en ese punto liminal, a observar con curiosidad lo que sucede cuando las puertas se abren y la ciudad nos reclama.

Emilio Tenorio